En este momento del verano, con toda mi cosecha secándose, he querido hacer un pequeño homenaje a la lavanda.
El uso de la lavanda se remonta muy atrás en el tiempo. Los romanos ya la utilizaban para aromatizar sus baños, de ahí que le pusieran el nombre de lavanda (del verbo lavare), que es el que ha pasado a nuestro idioma.
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Hay bastantes variedades: la angustifolia (officinalis o vera), dentata, stoechas, latifolia… Si tu interés es puramente ornamental para el jardín, elige la que más te guste pero, si te interesa por su concentración de aceites esenciales, cultiva la angustifolia.
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Además, con ellas podrás hacer bolsitas o ramilletes para aromatizar los armarios y evitar que entren polillas u otros insectos. Si te gustan, te invito a que veas las que hago para la tienda marycot.
Tampoco hay que olvidar su aportación a multitud de jabones, aceites y aguas de colonia. Yo he probado a hacer aceite (rudimentario) de lavanda de una forma bastante fácil. Hay que llenar un bote de cristal con las flores de lavanda sin desmenuzar ya que en los tallos interflorales también hay mucha esencia. Después, se rellena con aceite de oliva suave, se tapa y se deja macerar al sol durante 40 días. Luego se filtra y ya está listo para usar. Sólo lo he utilizado como aceite de masaje -por las propiedades relajantes de la lavanda- así que no puedo garantizar su uso culinario.
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Cuando se trata de galletas, bizcochos, siropes, helados o mermeladas sí que encontramos la lavanda como ingrediente principal. En Internet podrás encontrar recetas para todo pero recuerda que tienes que asegurarte de que la lavanda que compres sea ecológica o cultivada con fines culinarios.
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Si te gusta hacer dulces, te recomiendo que visites el blog de Arty McGoo. No soy nada cocinillas ni entiendo de estas cosas pero me ha parecido alucinante el trabajo que hace con estas galletas de lavanda... Explica hasta las hierbas que utiliza para conseguir los tintes de color. ¡Son tan bonitas que no sé si sería capaz de comérmelas!
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A pesar de todas sus aplicaciones y usos, la lavanda no sale muy bien parada en le lenguaje de las flores pues su significado es “desconfianza”. Según el folklore popular, a las víboras les encanta esconderse bajo las matas leñosas de las lavandas por lo que su recolección daba alguna que otra sorpresa!!!
PRÓXIMA CITA: AGENDA DE SEPTIEMBRE (01/09/2012)
Me encanta la lavanda. Ya sea una simple flor o todo un campo (uno de mis paisajes favoritos). Me gusta su olor, su color y sus utilidades. Recomiendo a todos tus lectores que viajen a Provenza para que vean lo que es hacer de una flor tan sencilla toda una cultura. Además nacemos prácticamente a la vez: las dos a finales de junio. A lo mejor es por eso....
ResponderEliminarTengo muchísimas ganas de ir a la Provenza por muchos motivos pero uno es, sin duda, ver los campos de lavanda de la abadía de Sénanque.
ResponderEliminar¡Ya era hora de que le dedicases un post a una de mis plantas favoritas! Adoro su olor y color, pero al no disponer de jardín, las tengo que plantar en maceta y su resultado no siempre es estético. ¿Sabes cómo puedo evitar el aspecto leñoso que adquieren al cabo del tiempo? En tierra no se nota tanto, pero en jardinera acaban deslucidas.
ResponderEliminar¡Bonito y morado post, Marycot! Las fotos son chulísimas.
¡Hola, ana ryder!
ResponderEliminarSiento decirte que la tendencia a hacerse leñosas es inevitable... Yo las podo siempre después de la floración para retrasar lo máximo posible el envejecimiento pero, aún así, cada siete u ocho años conviene cambiarlas.
En una buena maceta al sol las puedes tener también muy bonitas!!!