Guerrilla gardening

En los últimos tiempos estamos observando como la sociedad se está rebelando contra muchos aspectos de la gestión pública... En este caso del que os voy a hablar, la rebelión va dirigida contra el abandono de espacios “verdes” públicos.

Aunque existen movimientos precursores como la Green Guerilla de los años 70 en Nueva York, la jardinería de guerrilla  nació en 2004  liderada por un inglés llamado Richard Reynolds. Su lucha nace de la constatación de que en todas partes del mundo hay espacios verdes totalmente desaprovechados o descuidados por falta de presupuesto, de previsión o simple dejadez de las autoridades locales.

Empezó él solo en los alrededores de Londres y todavía hoy sigue animando desde su web a todos los que quieran seguirle en esta actividad de jardinería ilícita, puesto que no se cuenta con permisos de los propietarios de los terrenos aunque reciban apoyos de personas influyentes (en la foto Richard Reynolds con Camilla, la Duquesa de Cornualles).

Foto: Tree Hugger

Los miembros de la guerrilla gardening tratan de adecentar, embellecer y cuidar estos espacios de forma voluntaria, sin pasar por los controles burocráticos de cada pueblo o ciudad. A través de Internet se forman células locales para planear el ataque y decidir qué va a aportar cada uno de sus miembros. Después comunican su actividad al foro general de la Guerrilla Gardening.

Guerrilla Gardening de Los Ángeles (EE UU)

En España, donde la tradición en jardinería es más bien escasa, caló en núcleos urbanos. Hubo grupos activos en zonas de Asturias, Barcelona, Bilbao o Madrid pero, desde el inicio de la crisis en 2008, la actividad fue decayendo paulatinamente. En 2011 y 2012 no hubo ninguna actividad documentada en la web y en 2013-14 sólo ha habido 4 actuaciones en todo el territorio nacional!!!

Foto: BBC

Supongo que en muchas otras partes de Europa también se habrá notado esta crisis porque últimamente Reynolds está muy volcado en enseñar a hacer seedbombing (bombas de semillas).

Esta técnica, mucho más cómoda y barata, consiste en lanzar semillas de plantas autóctonas encapsuladas (de diferentes maneras) para que arraiguen por sí solas en descampados. En su web proponen hasta seis tipos diferentes de bombas.

Está pensado para climas con un aporte seguro de agua de lluvia. Para un clima como el del centro peninsular habría que hacerlo en primavera u otoño, siempre que están garantizadas las lluvias.

Tengo que reconocer que es una forma de activismo que me resulta muy afín y con la que no me importaría colaborar porque ¿a quién no le gustaría ir a cruzar un semáforo y encontrarse con estos tulipanes guerrilleros al lado?